¡ALERTA, CENTINELA!

Son las siete. La noche hace tiempo que terminó para mí. Tengo la impresión de haberla perdido como tantos días.

En el duermevela,
entre la acogedora calidez de las mantas de mi lecho vacío, has venido tú para acompañarme,
para hacerme hombre,
para hacerlo un lecho real y verdadero,
para convertirlo en cátedra de amor.

Has llegado tan juvenil,
tan bella,
tan delicadamente erótica,
tan alegre...;
irradiando tanta vitalidad, tanta energía,
tantas ganas de vivir y gozar, que me has contagiado.
Mi duermevela se ha trocado en un : ¡ ALERTA, CENTINELA !, para vigilar permanentemente los movimientos de tu cuerpo:
Ya la esbelta turgencia de tu pierna graciosamente cruzada que la falda se dejó delicadamente olvidada para mi regocijo.
Ya la luna llena de tus caderas,
oscilante péndulo de deseo.
Ya la fragilidad de tu cintura,
armonioso capitel
que sostiene la monumentalidad de tu persona.
Con tal elasticidad y elegancia,
que mantiene integro
el armonioso conjunto,
pese al terremoto de las miradas.
Ya vigilando el calado
que cubre la pureza de tu generosa maternidad,
que invita a hacerse infante para gozar de ella.
Ya la rosa de mil adornos, donde los mares se fueron a descansar.
Donde los pétalos se muestran voluptuosos y sensitivos. Donde el marfil ha querido competir con su esplendor. Donde el oro se ha derramado envidioso,-¡ tonto él ! -, tratando de ocultar su belleza,
sin darse cuenta que la sublimaba con su ignorancia.

Nada ha quedado sin ser cuidadósamente recreado, observado y vigilado.
Sí, la tierna delicadeza de tu oido, también, y su minúsculo adorno.
Todo, todo ha estado bajo su vigía.

Tras contemplarte, exhuberante, en un arrebato de avaricia insatisfecha, te he hecho, por unos momentos, completamente mía.

Sentí los pétalos bañar y cubrir mi boca.
El marfil, ave rapaz,llevarse mi lengua.
Noté la rosa arrebatada , junto al nardo.
El nardo, enloquecido, junto a la rosa,
entrelazados en un todo barroco, como una salomónica columna,
que allá se oculta hermosa,
y acá reaparece aún más bella.

Al final, la rosa se ha ido como siempre,
sin darme cuenta.
Lo he sabido cuando he notado mi lecho vacío,
cuando he vuelto a sentir la calidez de las mantas,
cuando el grito de un vecino me hizo volver en mí
y la vi huir asustada.

Pese a todo, estuvo conmigo haciéndome sentir hombre.

Comentarios & Opiniones

Xio

Pero!!!Que belleza de poema, sensual, erótico, apasionado, ardiente, enamorado, sublime; precioso sentir del hombre y divinos versos del poeta que nos regala tan maravillosa obra, un abrazo mi querdio andaluz, feliz noche por Andalucía.

Critica: 
Juan Antonio Conde Castro

Querida Xio: me faltan palabras para agradecerte tanto buen calificativo. Pero lo que más me agrada es saber que te ha gustado. Sí amiga, cuando nos falta el ser querido el subconsciente nos lo puede traer en sueños y sentirlo real. Un cálido abrazo.

Critica: