Soneto XVI
poema de Conde Waldstein
Soneto XVI
La espuma que rizaba tu cabeza
Manchaba los cabellos blanquecinos,
Hermosos como mares coralinos
Que dejan en la costa su pereza.
Tu rostro fue bandera de nobleza,
Los ojos vivarachos, peregrinos,
Atentos a los brillos cristalinos
Del aire que enseñaba su pureza.
Halló en tu pecho un rico posadero
La luz de tu cariño y tu ternura,
Nacida de tu voz, raro lucero.
Jamás bebió tu voz de la amargura
Ni el brillo ardió en tus ojos sin esmero,
Mas tu cabello heló la nieve pura.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Comentarios & Opiniones
Una hermosura de soneto profe, nos comparte esta vez, como siempre es un gusto leerlos. Reciba mi admiración.
Un gusto deleitarme con vuestras obras, y con un cierre de los grandes
"Jamás bebió tu voz de la amargura
Ni el brillo ardió en tus ojos sin esmero,
Mas tu cabello heló la nieve pura."
Saludos cordiales
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