Soneto XIX
poema de Conde Waldstein
Para María Dolores Menéndez López
Soneto XIX
Existe un sueño intenso y tan profundo
Que sueña en él aquel que, adormecido,
Sumerge su conciencia y, abatido,
Exhala su suspiro más rotundo.
El cielo alcanzó el oro en un segundo,
Un reino de colores que, encendido,
De músicas se llena y de sonido,
El ánimo mudando en vagabundo.
Allí reposas hoy, triste el aliento,
La vida y la esperanza en lo lejano,
También la luz, el oro ceniciento.
Dejando sólo un eco del verano,
Cayó del árbol, al correr del viento,
El fruto generoso del manzano.
2005 © José Ramón Muñiz Álvarez
“Las campanas de la muerte”
Primera parte: "Los arqueros del alba"
Comentarios & Opiniones
Profunda obra de bellos matices que cantan
"Allí reposas hoy, triste el aliento,
La vida y la esperanza en lo lejano"...
Saludos cordiales
Excelentísimo soneto nos entregas estimado maestro de ese género tan sonoro. Es un placer leer tus obras, poeta. Un cordial saludo.