Las huellas de Brenda
Sentada a orillas del mar, contemplando el horizonte y los rayos del sol que se camuflan entre las olas que acarician sus cansados pies, se encontraba Brenda. Era uno de esos días, donde sus pensamientos de aflicción tomaban posesión de su ser.
A pesar de tener una agenda minuciosamente comprometida, dedicaba unos breves minutos al fortuito arte de trazar en la arena los nombres de aquellos a quienes no pudo reanimar y salvar.
Brenda, pasaba sus noches y días entre las sirenas sin pausa que resonaban en el Centro Asistencial y las lágrimas de desconsuelo de aquellos que recibían un diagnóstico nada alentador. Aunque el panorama se vislumbraba fúnebre donde laboraba, todo no era agonía, muerte, ni sufrimiento; ella también se contagiaba de las risas de victoria, agradecimientos y los abrazos fraternos de aquellos que vencían con ayuda divina, la amarga experiencia en urgencias.
Amaba el servicio, estaba dispuesta a todo por ayudar a sus pacientes, por instante, asumía en sus hombros la ardua batalla, descuidando su propia integridad. Brenda, había bajado mucho de peso en los últimos meses, los estragos a la hora de comer, las horas de sueño jamás recuperadas, las dolencias y algunos moretones empezaron a adornar su templo, el cansancio y la fatiga eran parte de su día a día, aun así, continuaba ejerciendo con amor su profesión.
Hoy, se encontraba frente al mar, con la incertidumbre de no saber si el próximo nombre a escribir sería el de ella.
Comentarios & Opiniones
Mujer estimada, un gusto la lectura de vuestro capitulo.
Reciba cordiales saludos.
Qué buen relato, para difrutar de interesante pluma nueva. Se nota que corresponde a personal de enfermería. Conozco de casos que por ganar más escogieron turno de noche;con eso la «hipercromía idiopática del anillo orbitario» y peor.
Cordial saludo
Me gusta tu relato, "Brenda" ha estado entregada por completo a cuidar a los pacientes y olvido lo primordial. Cuidarse ella. La incertidumbre puede ser cierto temor, ha visto sufrir a sus pacientes. Saludo cordial!
Mil gracias. Valoro cada uno de sus comentarios. Abrazos en la distancia para ustedes.
Gusté leerte. Sabes describir, con excelsa maestría, sentimientos y vivencias.
Shalom desde Israel, colega de la pluma
Mil gracias estimado poeta Beto Brom. Aprecio y valoro el gesto de leer y comentar la publicación.
Así los profesionales de la salud se entregan en cuerpo y alma a su profesión y a veces se olvidan que ellos son seres humanos y que su salud también se resquebraja; un gusto seguir las huellas de Brenda, abrazos, feliz tarde.
Me atrapó tu letra,
Y no trataré de huir de tu trampa ☺️
Que bonito escuchar su alma, si alguna razón nos lleva adentrarnos en lo más profundo de nuestro ser, pero más bello es mirar hacia atrás y ver cuantos abrazos, cuantas sonrisas, cuantas lágrimas de felicidad diste a quienes habían perdido la ilusión
Brenda con una de las profesiones más difíciles
Pero la más satisfactorias
Son ángeles terrenales dispuestos a ayudar
Hay que tener un corazón muy grande para querer y anhelar ser una Brenda.
Interesante relato poético... he pensado en ese nombre y además de una enfermera creo que le luce el hecho de ser sirena, ya es algo de cajón, bueno te felicito y adelante poeta..bay bay.