Roma
poema de Naiamok
Todos los caminos conducen a Roma.
Pero ya ninguno de esos caminos, me conducen a vos o tristemente ya no puedo tomarlos, porque no estarás para recibirme después de la tan anhelada espera.
Me pierdo en callejones sin salida que entre silencios resuenan tu voz a lo lejos y choco contra la pared construida a base de tus promesas.