Meretriz

Ella enumero a todos los hombres que pasaron por su cama, acogieron su vagina pero no a su corazón, y al ver la frialdad que mostraba ante tantos hombres que tuvo por momentos y ninguno le hizo capaz de despertar amor en ella mas que simples orgasmos, daba tanta pena, ningún recuerdo le provocó algún gesto y ni siquiera por recordar la forma tan procaz al clavar su sudor en su cuerpo, me hizo pensar que ella por esos fulanos no sentía ni una pizca de amor y mucho menos recordaba sus nombres y me hacía sentir sorprendida, pues era un arma pura, era una depredadora que desbordaba lujuria y que su único deseo era tener la vara ensartada en ella, llena de esa miel que le quitaba la sed, aunque por poco tiempo; sentir su ego tan elevado por el deseo que provocó en ellos, me llenaba de escalofríos, yo la veía cada noche entre las sombras caminando sin ver miedo en sus ojos y juro que quería hablarle, solo que mi sexo y mi sensualidad no son de su talla, pues el orgullo que carga le es muy grande y solo me juzgaría mientras me ve de pies a cabeza, por que se que es selectiva, un poco ofensiva, engreída y su tirania la usaba ante el mas débil, y si, yo era esa cobarde que si yo no fuera tan insegura ya hubiéramos rosado nuestros labios una y otra vez. ¿y tu sabes a que me refiero? quisiera desnudarme y frotarme para esa mujer, besarle, sentirla, mientras la veo fijamente, gemir un poco, y humedecerla más, decirle cuanto deseó lamer sus piernas y tocar su tatuaje que se le ve tan bien por que su color de piel y todo lo que ya mencione combinan muy bien en ella; ojos negros, pelo negro, fina y elegancia, sonrisa colorada, atractiva en su caminar, pero los hombres se intimidaban en su andar, no era puta, pero yo si era por ella, iba de lado en lado, segura de si misma, risueña con quien le conviene, orgullosa para no aceptar lo que le ofrecen y zorra por que ama sentirse cogida, deseada, erizada, pero frágil cuando esta sola pues nunca ha sentido amor.