Mi mayor secreto
La verdad me duele,
no tener lo que mi mente seda.
He tratado de ocultar mis sentimientos,
pero el recuerdo y las sombras del pasado
me susurran lo enfermizo
que puede ser este mundo paranoico.
El tiempo es un reflejo distorsionado,
un eco de voces que nunca se callan.
Cuando veo a alguien del ayer,
me dicen cuánto ha pasado el tiempo,
pero no saben cuánto he cambiado,
o cuánto me ha cambiado el tiempo a mí.
Las miradas se cruzan con cierta nostalgia,
las sonrisas ocultan lo que no se dice.
Nos preguntamos por los días que volaron,
pero en el fondo sabemos
que hay heridas que nunca sanan,
y recuerdos que nunca mueren.
¿Qué somos sino fragmentos de lo que fuimos?
¿Qué queda cuando el ayer nos alcanza
y el presente nos pesa en la piel?
Tal vez solo somos fantasmas
caminando en una realidad que no nos pertenece,
intentando encontrar sentido
en un mundo que nunca se detiene.