El Desfile de la Sangre.

Honorable ciudadano distinguido dentro de las ordas sublimes de la Élite, destacado por su salvajismo imparable, su sed hacia la sangre inocente y culpable, sus ansias de devorar al mundo con sus afiliados dientes.

Realizando nuevos Dioses, para consagrar nuevas leyes de vida. Saco de caña con viejas costumbres y viejas culpas.

Ahora estos Dioses son inmediatos con las peticiones. Nula es toda humildad y empatía.

Medios Masivos que ejemplifican el nuevo modo de vida.
Ordas de destrucción placenteras.

Niños con sueños flotando en el castillo de la pasadilla. Preocupadas masas arrugadas por su creación, aterradas por ver lo que han creado por su ambición compleja.

Nos han otorgado la juventud y con ello una arma nuclear.

¡Lancemos el grito desgarrador de la noche!

Hagamos detener la realidad consumidora. Publicidad barata, que atrofia la mente del infante, forzando a su metabolismo a olvidar los juegos inocentes y de calle.

Ordas con intenciones sangrientas; guerreros que se ahorcan por lo grueso que es el nudo de la corbata corriente. Esnobistas petulantes, arrancando tradiciones milenarias.

Jóvenes radioactivos desbaratando la realidad, construyendo sueños en montañas alejadas por el viento y las nubes, en dónde ahora esos edificios, son sus iglesias de supuesta paz.

De sangrientos templos de oscuridad.