Advertencias

Cuando un tierno niño era,
De rubios cabellos pleno y vivaces ojos,
Alguien me dijo:
"Aprovecha los segundos,
Que de de vida todo inundan,
Pues algún día todo acaba."

Me dijo también, o eso quiero recordar:
"La vida nunca es justa,
En nuestro concepto de justicia.
Nos lleva la avaricia
Y siempre queremos más,
De ese dulce néctar,
llamado felicidad."

"Cegados por los espejismos"
Repetía.
"Que el reflejo de este néctar arroja,
Deseamos la ajena
y desvalorizamos la propia,
Haciéndola ver desvalida ante las demás.

"Que desdicha y deshonor,
Para aquella que por nosotros,
Todo da.
Tamaña humillación,
De inabarcable mesura,
Que con usura solemos practicar.
Sin reparar en los daños."

Rompiendo a llorar,
Mientras mi brazo agarraba,
De lágrimas cubriéndose me dijo:
"Escúchame hijo, escúchame de verdad.
Guarda este doloroso consejo,
Que te voy a brindar."

"Aprecia lo que tienes,
Aunque sea poca cantidad.
Ama con la misma pasión
Con la que las olas,
Aman al mar.
Como la dinamita a la mecha,
Que permite su combustión y estallar."

Entonces se quedo en silencio.
Con un hilo de voz temblorosa,
Empezó a recitar:
"Cuida de tus risas,
Cuídalas hasta que no puedas más,
Dado que si se marchan, son difíciles de recuperar"