DEJEMOS DE DAR VUELTAS

Dejemos de dar vueltas,
no nos perdamos en el tiempo
otra vez, volvamos a casa,
algún día llegaremos si
atravesamos las montañas.

Ya pasó el tiempo del odio,
caminemos, sin desviar nuestros pasos,
hacia el lago azul donde flotan las almas
que ayer salieron a nuestro encuentro.

Será una incierta música quien
nos guíe por la estéril ciudad
que grita, desesperada, buscando
nuevas ideas y ha encendido una
gigantesca pantalla de cine
donde antes rugía la estación.

El hallazgo de una nueva tierra
nos rescatará de esa larga noche
en que un destartalado tranvía nos
alejó de la verdad. Al final del viaje
nos aguarda nuestro destino.

Hemos vivido mucho, a veces solos.
La puerta de entrada es pequeña,
la de salida es muy grande.
Un poco más, un poco más...
Nos orientaremos en la mañana,
sin otra geografía, sin otros hitos,
apoyándonos en nuestras palabras,
recordando el país y la mente
en que crecimos, renegando de aquel día
en que perdimos el mapa y confundimos
nuestros ojos con la mirada de los otros.

Te hablo de mí mismo para que entiendas
mi fracaso. Te hablo de mí mismo,
de mi revolución, de mis metas soñadas,
de aquel anhelo que, ciego, perseguía,
para que entiendas mi dicha
y mi desgracia.