NAVIDAD PERUANA NAVIDAD AÑEJA DEL XIX (19)

NAVIDAD PERUANA
NAVIDAD AÑEJA DEL XIX
Tarde de sol radiante con vestimenta pobre, sucia, raída sentados en la bella banca de madera brillante, frente al gran altar de San Francisco, esperando la limosna de pan dulce, churros y la tizana, que lejano era la celebración de chocolate con leche caliente, tajada de panetón, un trozo de cerdo, horneado a leña, bañado con vino borgoña para dorarse y ser crocante, servido con cebollas adobadas y pan negro, relleno de queso.
La misa de gallo no era a medianoche, como se estilo, era a las doce del meridiano, para ello invitaban a los zapateadores del Carmen bendito, que venían con sus mejores galas, cuidando los espejos redondos, cuadrados, con bordes tejidos o bordados, dorados, para que se refleje la alegría del niño Dios, alumbrando el cielo y emocionando a los creyentes, que se ocultaban bajo sombreros, ellas con mantillas, los niños con los zapatitos lustrados, por si algún adinerado se dignaba, colocar pesetas, entre los pasadores.
Las cofradías preparaban las galletas y los orines del niño, compartiendo con los vecinos, mientras con la campana, tintinea al son de los canticos al niño recién nacido.
Las monjas de claustro con las rosquitas, suspiros, almejitas, alfajores, turroncitos, lengua de gato, orejitas, guargueritos, cuernitos y cachitos, deleite de una sola vez al año.
Los hogares sin árboles, ni nacimiento, solo el niño Dios y sus padres, ni reyes, animales, la estrella de Belén símbolo de la vela, encendida en el adviento, durante cuatro domingos.
Pasada la fiesta central, todo se llenaba de papel de colores como banderines, que colgarían para despedir el año con la piñata repleta de dulces, se debía quemar una espiga para que saliera la luz de los cohetes, que compraban a los chinos.
Los militares refugiados en sus cuarteles, era época de defender sus peltrechos, en estas fiestas, por la bebida chinchivi, los pobladores eran más agresivos y envalentonados, atacaban a la autoridad más pintada para pedir justicia para el pueblo.
EL 23 de diciembre de 1895, fue la primera navidad de Lima, con luz eléctrica y el encendido por primera vez de un gran árbol de pino, adornado de foquitos traídos de Inglaterra, la gran fiesta general se iniciaría desde las nueve de la mañana a diez de la noche.
Las primeras ferias con venta de flores, potajes, bebidas, vestimentas, cánticos y festividad de todo diciembre y enero, con la tradición de tres reyes, que recayó en los serenos, luego guardias civiles y con el tiempo Policía Nacional, el primer recorrido por la ciudad, en camellos, llegados de Arabia en barco. Con el tiempo hermosos caballos.
Entre jacarandas, alhelíes, azahares, jazmín, lavanda, las casa perfumadas para recibir al niño con ponche y cascapirola, alegría y festejo cada día de la oscuridad a la luz.
¡Bendecida navidad de tiempos remotos! ¡De fiesta pagana a festividad religiosa!
¡ Salud, abrazos las campanas traen el anuncio de nuevas eras!