El Limbo y el Cielo

poema de coco

por Yonathan Vargas
28 de junio de 2025

Para un cuerpo y espíritu claro… o muy confuso,
que necesita abrigo.

Mientras el espacio oscuro me rodeaba
y acechaba,
una luz se acercaba
para mostrar la claridad del día
que mi pasado soltaba.

El viento soplaba,
las aves cantaban,
todo sonreía
mientras mi amargura se iba,
mientras mi alma se aliviaba.

Entonces,
mi cuerpo se abrigó
con el calor del día que penetraba
hasta el espíritu más disipado,
que al sentirlo…
mejoraba.

Cada noche,
cada día que llegaba,
cada hora,
cada minuto que pasaba…
mi vida cambiaba.
Y mientras todo eso ocurría,
veía que alguien se acercaba.

No le conocía,
pero me observaba.
El espacio nos unía,
aunque no entendía la atracción,
ocurría.
Todo en mi interior cambiaba.

Entonces, entendimos:
éramos dos vidas,
dos pensamientos distintos
que se acoplaban.
El sueño se realizaba
en un camino recorrido
por otros seres
que viajaban
y viajaban
dentro del mismo entorno
que nos rodeaba.

Una llama se encendía.
El calor alejaba
de a poco el frío.

Comenzó:
era primavera.
El canto resonaba,
y ella…
ella se presentaba
cada madrugada,
enfocada,
persistente
en algo que creía muerto…
pero que aún respiraba.

Poco a poco
se mostraba,
y ella cambiaba
y cambiaba…

Para bien.
Pero cambiaba.