No Quería Enamorarme.

Pero tú viniste hacerme ver
aquello en lo que no creia.

Tú cara angelical,
tú alma genuina, y esa dulzura
que enamora.

Me llevo a perder la razón,
y sin pensarlo, cambiaste todo.

Aquellos besos tatuados en el alma
los llevo, el aroma de tu esencia
sutil conmigo se han quedado,
y la suavidad de tu piel
de porcelana como olvidarla.

Nunca pensé que tú
te convertirás en mi vicio.

Que cada noche me desvelará
soñando con aquellos momentos
que se eternizaron en mi.

Mi dulce caballero,
mi eterno amor, siempre serás,
esa luz hermosa que llegó para
iluminar mi universo apagado.

Eso en lo que había
perdido la fe, y que llegó
para cambiar por siempre
mi destino.