Saeta venenosa

No se puede ser el sol y la luna.
Enemigos, aparecen sin buscarlos.
Basta emitir un rayo de luz
para que alguien intente apagarlo.

Así es el mundo hoy.
No se puede enseñar ternura
ni a encontrar la luz
a quien las sombras procura.

Codicioso de monedas de oro,
viles espejos de mentiras,
aromas vestidos de gases venenosos,
ovejas en mantos de odio munidas.

Se pierde la esperanza algunos días...
Cuando hay menos ternura y más ruindad.
Cambió el sentido coherente del antes.
Cambió la conmiseración por maldad.

Sencillamente, está el dedo enhiesto.
Flecha acusadora buscando a quien dar
olvidando que el dedo opuesto
hacia el otro lado ha de señalar.

Yisa 15/10/2016