A una compañera

Desde el azul profundo de tus ojos
se ven millares de imágenes confusas...
miríadas de sueños quebradizos
y huellas de una eterna y triste duda.

Desde el azul punzante de tus ojos
debo asomarme a reinos derrotados,
y puedo oler el polvo de batallas
donde siempre era el héroe trasnochado.

Desde el azul felino de tus ojos
llegan fragores de una selva maya,
el olor de inciensos entre piedras
y arcanos rituales, húmedas danzas.

Desde ese azul sin mácula, ni piedad,
desde ese pérfido azul
más allá de tus ojos,
se pierde la noción de la existencia...
¡el gran salón de Poe bañado en rojo!