En esta Estación de Antaño

He hecho las pases con mis demonios,
Y las noches de soledad son testimonio,
De que al irte dejaste este corazón lo cual es un patrimonio,
Que al aprender de sus errores sólo quería llevarte al Altar en Santo Matrimonio.

La vida me obligó a probar el amargo Café de la Soledad,
Y me dejó un gran aprendizaje,
Que al verme al espejo sólo noté a una depresión salvaje,
Ojos que ya no admiraban ningún paisaje,
Manos que no tenían ningún encaje,
Un odio hacia mi persona que solo me transmitía mucho coraje,
Me refugie en mi depresión y forme un blindaje,
Y muy de a poco sane comprando un nuevo pasaje,
Abordando en la Estación Olvido este oxidado tren que me lleva hacía un nuevo viaje.

El silencio hizo conocerme como nunca antes,
Entre miradas pérdidas en el fondo de la pared,
Y disociando negativamente dando paso a los malos pensamientos y su merced,
Iluminabas mis días grises,
Sentía que mis emociones eran felices,
Y cuando tu rostro se apoyaba en mi pecho sentía calma,
Tus ojos enamoraban mi alma,
Ahora ya te guardo en un rincón de mi corazón,
Donde no duela,
Para iniciar mi proceso de recuperación.

El calor de éste Café de Antaño se apagó,
Las rimas dibujadas por los lápices desapareció,
Entre burlas su frialdad e ingratitud me despreció...

... Y ahora,
Entendí que entre los garabatos vengo venciendo al Asesino Silencioso que sólo quiere verme tortuoso en sus garras como un personaje malicioso pero yo domino este momento de mi vida tormentoso.

Ya no quiero sentir más daño,
Sólo quiero verme al espejo,
Sin miedo que pasen los años,
Y saber que deje mi maleta de aflicción,
En esta Estación de Antaño.

Aldo Vera