Neocolisión

poema de Vyktor Daniel

Entramos en la más habitual
concordancia pueril del humano
aprovechándonos de las máscaras
y de la locura citadina
escapamos en la noche
tras las sombras del fuego que nos esperaba.
Vestiste de agua
yo de viento
y por fin los pliegues se acendraron
en la más sutil colisión celestial.
Mis manos imantadas de tu rostro
No se saciaban
Una gloria inexorable se perpetuaba
En mi espalda, en mi psique
Te desbordaste incontroladamente
No pude
No pudimos
Pero ese primer impacto agua-aire
Marcó el inicio de un nuevo universo,
De nuevos amaneceres
Volaste al día siguiente
Sin cápsula
Sin importar las patologías morales
De transeúntes muertos de cotidianidad…