Ellos nunca acaban / Malos amantes
Somos malos amantes de nuestros poemas.
Ellos nunca acaban,
mas nosotros, egoístamente, nos retiramos,
dejándolos solos,
en manos de otros,
quienes los tocarán y retorcerán
sin el cuidado que tuvimos al hacerlos,
pero con una minuciosidad e ímpetu
que intenta cubrir esa falta de amor.
Feo, insípido, doloroso, repetible.
No es difícil encontrar esas palabras
en aquellos que, con lupa, regla
y almanaques de antaño,
finalmente diseccionarán —con absoluta indiferencia—
esto en lo que dejamos nuestra alma.
Con el método mecánico de su elección,
extrapolarán nuestra vida, nuestro futuro,
y sin quererlo, harán su propia obra:
serán iguales o peores amantes,
padrastros involuntarios,
o madres que entregan a la naturaleza
su propia carne sin nombre.
Después de todo,
los poemas son amantes celosos y orgullosos.
Roban tu tiempo,
cultivan y cosechan tu alma,
y pasarán solo una vez.
No perdonarán a quienes los ignoraron.
Pero somos seres estúpidos.
Nos encanta lo que nos obliga,
lo que se nos escapa.
Y por qué no:
¿qué es el amor sin odio y libertad?
Comentarios & Opiniones
Muy interesante tu obra Franco, sucede que nuestros poemas son nuestra esencia, nuestros sentimientos, somos lo que escribimos, pero..desde el instante que entregamos una obra la dejamos expuesta a la interpretación, a la opinión del lector; es así
y es bueno saber que nos leen y engrandecen la obra con sus opiniones; un placer la visita, feliz día, saludos cordiales en la distancia.
Siento que los poemas son como nuestros hijos todos son diferentes únicos y distintos nosotros los hacemos pero el mundo el universo los alberga
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