Agonía.

poema de Lepre.

Cual trémula mano
que se cierra en un puño
y con un estrépito
percute una sola vez
sobre el viento incorpóreo
llega la angustia meciéndose,
contoneándose con parsimonia,
pero hiriente y enfurecida,
solo lanza puñales
donde ya no queda nadie.
Del agónico ruego mío
manan lánguidos destellos
que caen por mi pecho desnudo.
Un susurro superfluo
carente de todo placer,
un ser falto de elocuencia
que no cree en la plenitud
ni en lo sempiterno.
Delirios rompen con la calma
y lo que parecía inmarcesible,
más inerte que nunca,
vuelve hoy para atormentarme.
No existe un desenlace,
no para mí, no puedo imaginarlo.
Tengo miedo al fin,
y tuve miedo del principio.
He callado, y ahora grito
hasta desgarrarme falleciente
bajo un manto de aflicción.
Ahora que no te tengo,
que no sé
si acaso me extrañas,
que no sé
si desearías estar aquí
te digo:
ojalá pudiera aspirar
tu pesar y tu odio hasta agotarlos
para ahogarme yo,
para cumplir condena
y que tú, ya libre y sosegado
pudieras olvidar cómo reptan
y se arrastran por tus entrañas
dejando ruinas en ti.
Quisiera que con un beso
todo tu mal viniese a mí
y te abandonase por fin.
Morir si eso te hace vivir,
ser escudo y ser lanza
frente a todos esos demonios.
No hay frustración más fatigosa
que la que me invade
al tenerte entre mis brazos
gélido, encerrado en ti mismo
y no ser capaz de protegerte.
Maldita sea tu piel
que tanto amo y tanto anhelo,
pero que supone una barrera
que me impide aniquilar
todo aquello que te lastima.

Comenta & Vota