El repugnante

Repugnancia calzada
que queda impregnada
en cada paso que dá.

Con el destino bajo su sombra
para que mas andar
se queda estupefacto
ante la osadia
de la mosca que busca
la boquilla de su cerveza
Mientras la abanica lejos
con un gran desprecio

Un escupitajo de odio
hacia la bota de aquel
recien llegado.
Alegatos embravecidos
que suben de tono
El inmundo cree que son moscas
pues se frotan las manos como tales
quien sabe cuanto tiempo llevan pensando matarle.

Llueven balas
y relampaguéa sangre
A muerto el repgunante
opresor de los obreros
ya no hay don
que lleve el sombrero
ya no hay miradas de desprecio
ni en el pueblo usurero.

No hay quien extrañe su zapateo presuntuoso
comprado acosta del sudor de los descalzos
El señor de las moscas
le solían decir pues estorbaba más que las mismas a la hora de merendar.
Si algo era cierto todos creían justo aquel tragico final.