Esquela para Aríam
Se deshilvana a la lejanía,
El taciturno demiurgo que viste cobardía.
Que a retazos calca su revestidura rubí.
Subrepticio yergue un monólogo de amor.
Zafio cuando nada bajo el oro matinal.
Y confecciona a ristras un lenguaje bajo llave.
Privado de la estentórea muchedumbre,
Ensordecido por sus propias pasiones.
Un desgastado calendario le reclama.
Como el agua a los metomentodos por sus faldas blanquecinas.
La solidez de un arquitrabe ateniense,
Nuevamente cede a la degradación de lo mundano.
¿Y quién es él para batirse a duelo con su sombra?
¿No estaría censurando su naturaleza?
Una última vez el hollín que aquella perla arrastra consigo,
Se hospeda en su morada sin reparar en cortesías.
A tiempo para secundarlo.
Atestigua su última voluntad.
Ya el reloj dictamina su impávida sentencia.
Un viejo armatoste pasa a reclamar sus huesos.
Y se pierde entre una retahíla de fósforos color olvido.
Sin más recuerdo de sí que un «te amo».
Comentarios & Opiniones
¿Y quién es él para batirse a duelo con su sombra?
¿No estaría censurando su naturaleza?
Felicitaciones por tu brillante escrito, saludos y feliz día,
Excelente versar poeta... Un poema cargado de bellas metáforas. Fue un placer pasar y leer. Todas las estrellas para tu obra.
JOSE FLANDEZ ¡Hombre, muchas gracias, Jose... El placer es mío por usted tomarse el tiempo de leerme!