tenemos que hablar

poema de Santa

Palabras.
Ríos de púas,
rompecabezas de espejos
para armar,
amar.
No, Amor.
Esta noche quiero
que nuestros ojos en blanco
escupan hijos de alas rojas
y negras,
que nuestras pieles se estrujen
como papeles de poemas industriales en la basura,
que nuestras manos sean
en carne raíz de sangre
lunas crecientes del deseo sin dios,
que nuestras bocas
clavadas en las telarañas del capital
desgranen con violencia de hambre
de una vez
la puta madeja de nuestros cuerpos-mentes.
Tenemos que hablar, sí,
pero con sudor
calor
aliento
sangre
guturalmente
de dos en dos
en los umbrales
los quicios
los arcos,
fugando
jugando
líneas del deseo mudo
en dos copas
en una
Nada.