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poema de Saida Cerdán
Cuántas lágrimas diaras a desgastar,
un gusto amargo quedóse al cristalino
y ahora un poco de castellano antiguo,
¿mucha traducción de Valéry o Baudelaire?
¿O es que me la paso leyéndote a ti?
Ya sabes; un poco de poesía maldita,
a veces viene bien dejar de querer morir.
En ese último verso me excedí.
Ya no sé ni por dónde razonar,
quise cubrir la poesía de lino
y acabé desestructurando el verso contiguo;
quedándome con unos besos al air.
La misma constante autolesión, a mí
también me duele estar, como bien dirían: vivita.
Coleando y danzando, como si quisiera vivir.
Me juegan mal las presencias intangibles que pedí.
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