CICATRICES

CICATRICES

Cansada de tanto llorar Sofía, se fue al convento sabía que la Madre María Luisa, era su amiga y estaría para ella como siempre, tan solo con escuchar sus consejos se sentiría mucho mejor, aunque los últimos acontecimientos solo le daban indicio de lo que se venía, tan agobiada estaba que pensó es el fin. Caminaba como una autómata distraída y pensante cuando...

_Sofía, ¿Qué haces por aquí?

_Madre Celia, estoy buscando a la Madre María Luisa, ¿la ha visto usted por estos lados?

_No, hija, creo que estaba en su cuarto, puedes ir al patio central y esperarla, pero, no le cuentes a nadie, no esta permitido a los laicos entrar, ve y yo le avisaré.

Sofía estaba tan ensimismada que sin darse cuenta estaba frente a una ventana abierta y vio a una mujer vestirse con el dorso descubierto, no se interesó por seguir mirando hasta que notó que esa espalda estaba completamente cicatrizada, con yagas que a pesar de ser muy antiguas se notaba la profundidad de esas heridas. Quedó perpleja, anonadada, petrificada, solo reaccionó cuando la Madre le habló unos cinco minutos después.

_Sofía ¿Qué te trae por aquí?

_Madre, perdone usted ¿de dónde salió que no la vi llegar?

_Estaba terminando de vestirme niña, cuando la hermana Celia, irrumpió en mi cuarto muy preocupada por ti, dijo que estabas muy demacrada y que algo terrible había sucedido, ¿es eso verdad? Tu estas frente a la ventana de mi cuarto, anda vamos dime ¿qué ha pasado? Al parecer por tu rostro has estado llorando cuéntame pequeña te escucho.

_ ¡Ay, si usted supiera mi corazón ya se desploma! no tengo deseos de vivir, mi mundo se derrumba poco a poco y no sé como levantar todo. Es como si hubiese venido un terremoto y para terminar con lo que quedó en pie vino un tsunami y me dejó sin nada, estoy destruida Madre, totalmente destruida, si supiera…

_Vamos por parte hija, ¿es tu marido, tus hijos, te van a quitar la casa? dime por Dios, para ver como te puedo ayudar.

_De un día para otro me he quedado sin nada, sin marido, sin hijos, sin hogar y no sé si recuperarlo es lo que quiero…

_Hija, todo en la vida tiene solución, por lo que yo sé tienes un esposo fuera de serie, excepcional tus hijos mezcla de ambos, respetuosos maduros, inteligentes, me faltan palabras para definir las características de tu hermosa familia.

Ven vamos a la capilla, estaremos mas tranquilas y podrás desahogarte mejor en presencia de nuestro Señor.

Era casi de madrugada nada bueno podría ser lo que atormentaba a esta mujer hija de su mejor amiga. María Luisa, era como la madrina de Sofía, la sentía una hija y a pesar de la tranquilidad que demostraba estaba muy nerviosa de camino a la capilla encontró a la hermana Marta y le pidió su rosario y una biblia, luego abrazó a Sofía y entraron a una inmensa iglesia, antigua silenciosa llena de paz, una paz que tranquilizó de alguna forma a ambas mujeres.

Sofía irrumpe en llanto y continúa la conversación.

_Madre, usted lo ha dicho lo tenía todo una familia hermosa llena de vida alegre y perfecta, ha de ser que no existe la perfección o no sé por qué me aconteció esto.

Le cuento mi marido y yo hemos sido una pareja feliz llevamos veinte años de casados el hijo mayor tiene 19 años y la niña 17 todo estaba bien, hasta el fin de semana pasado, mi marido salió con mis hijos a casa de mis suegros, no me sentía bien, ya sabe la casa a veces agota mas que un trabajo secular, justo Pamela, mi amiga de la infancia apareció de repente conversamos toda la tarde y no nos cansamos teníamos tantas cosas que decir fue maravilloso estar con ella, miles de recuerdos despertaron y bebimos un poco algunas cervezas creo que se nos pasó la mano y Madre usted no me va a creer pero, yo no quería que pasara esto, de pronto nos vimos a los ojos y nos besamos, no pensamos si estaba bien o no, solo nos dejamos llevar por el momento, ese beso me hiso recordar que fue ella quien me enseñó a los 9 años y Madre, el pudor lo perdí con ella ambas nos envolvimos en una, dos y tres noches de vida sentí cosas que nunca había experimentado, si bien es cierto con mi marido disfrutaba del sexo, pero, solo para darle placer era una rutina, una costumbre. A la mañana siguiente estábamos desnudas en la cama y llegó mi marido.

Estoy destrozada, se llevó a los niños ni siquiera me dejó hablar o explicar lo inexplicable…

María Luisa, se había perdido en el tiempo como si de un golpe cayó a otra dimensión en su mente los recuerdos revolucionaban sus pensamientos y emociones, sus ojos se cristalizaron y disimuladamente se puso de pie para tomar su biblia donde aprovechó de secar sus ojos.

_Imagino lo que estas sintiendo hija, la vida nos prueba muchas veces con dolores tan profundos como este el que vives ahora, pero, ya pasará, a los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a bien, vamos continua.

_Madre me lastima, este dolor esta abriendo tanto mi alma como mi cuerpo, son heridas muy profundas que no se curaran tan fácilmente.

_Ya veras que si, por muy profunda que sea la amargura, esta cicatrizara créeme sé porque te lo digo.

_Madre, yo… yo sin querer vi su espalda desnuda y si no es impertinente de mi parte quisiera saber si me puede explicar el porqué de sus cicatrices.

_Bueno, bueno ¿no eres tu la que necesita ayuda? Si esto de da mas confianza y puedes reflexionar mejor, te contaré… estas son cicatrices de amor.

María Luisa, tomó entre sus manos las manos de Sofía y comenzó a contar…

_Una vez amé tan profundamente no obstante era un amor imposible, lo deje ir porque mi familia no estaba de acuerdo, eran otros tiempos estaba como catequista y mis superiores me aconsejaron que dejara todo en manos de Dios. Fue cuando decidí ingresar al convento como novicia y mis penitencias eran las que ves en mi espalda, por cada pensamiento impuro un azote, para mi era amor del bueno, como amaba tanto sentí que la forma mas pura y sublime de entregar mi amor era esa dejar ese amor partir que tuviese la felicidad lejos de mi. Y cuando pensaba en estar a su lado me daba de latigazos para espantar esos deseos. Hija, si supieras las sombras de la noche me acechaban, era una tortura pensar en lo que pudo ser y no fue. Y así ha sido, el ver que esta persona se pudo realizar tener su hogar hijos una familia, para mi fue el mejor regalo de amor.

_Madre y usted ¿lo ha vuelto a ver?

_Eso no importa hija, ni siquiera importan las cicatrices, lo que importa es cuanto estas dispuesta a dar para lograr tu propia felicidad, yo encontré la mía en sus ojos, eran unos ojos verdes profundos, verlos era como estar en el mar quieto en calma.

_Bueno al menos sé que usted si amó Madre y su novio tenía los ojos de mi madre…

Otra vez se puso de pie María Luisa, como si un resorte la expulsara del asiento y Sofía se levantó haciendo un mutis para seguirla.

_Que cosas dices niña. Tan inagotable como el, así es mi amor por… Pero ya ves lo dejé ir y mi estadía en el convento ha sido hermosa, me he dedicado a la oración y devoción mi vida y mi tiempo es del Señor, servirle me ha hecho olvidar ese amor que a fin de cuentas era un amor transgresor, prohibido imposible nunca debí…

_Madre usted no entiende yo me proyectaba con mi marido envejeceríamos juntos, los niños se marcharían y nosotros solitos como los viejitos de antaño viviríamos nuestra segunda luna de miel. No puedo Madre, no puedo pensar en recuperarlos porque lo que estoy sintiendo va contra todo, lo natural, la sociedad, mi familia, conocidos, etc…

_Hija, ¿amas a tu marido?

_ Ya no sé lo que siento, tengo un remolino en mi cabeza y no sé como desenredar todo lo que he creado por esta locura.

_Sofía, no sé que decirte, tu familia es lo mas importante, tus hijos su futuro…

_Madre sabe que nunca en mi vida recuerdo haber sentido esto, a pesar de lo que piense la gente yo, yo he decidido vivir este amor, soy una mujer muy responsable y consecuente, mis hijos sabrán comprender, aunque Pedro, jamás me perdone, voy a luchar por este sentimiento, que me critiquen y señalen con el dedo ¿que mas me da si voy a tener a mi lado el amor de mi vida? sin embargo, iré despacio, soy valiente, luchadora si he batallado por mi familia ahora lo haré con mas fervor estoy enamorada y el amor es la fuerza del corazón, lucharé para no declinar, creo que alcanzaré el amor de mi vida. Gracias Madre, ya tengo mi decisión pase lo que pase, soy una mujer libre…

Sofía, se arrodilló ante el altar y encomendó su vida a Dios, diciéndole.

_Dios, déjame cumplir mis años finales al lado de mi verdadero amor Pamela, y no me quites la herencia que me diste, mis hijos, ayuda a Pedro, mi marido a comprender, gracias…

Se persignó y muy despacio se levantó secando sus ojos llenos de lagrimas se acercó y abrazó a María Luisa, besó su mejilla y le dio las gracias por estar siempre a su lado como una madre biológica, pues su madre la había perdido en un accidente, desde ese momento la Madre María Luisa nunca se apartó de ella.

_ El tiempo se detuvo para ambas mujeres quedaron en silencio, Sofía ya se había marchado mientras transcurrieron un par de horas luego María Luisa, como despertando del letargo se fue a su cuarto buscó el látigo que tenía muy guardado y hablo con su Dios diciendo:

_”Señor, me has regalado 82 años de vida, tu sabes que desde que mi amada murió, para este siglo y tal vez para muchos mas, este amor es una aberración, es por eso que como nació ha sobrevivido hasta este tiempo muy dentro de mi alma y aunque ella este contigo en el cielo, fue siempre mi razón de vivir, pero, nació y morirá conmigo. Este látigo que castigó malamente un pecado de amor, te lo entrego como una ofrenda que simboliza la honestidad de mi ser, ahora espero con la verdad de tu ser y te obsequio mis cicatrices de amor”.