Lágrimas

Lágrimas que caen resbalando por mí rostro, limpiando mi alma, mente y corazón; pero no curan solo traen alivio momentáneo o no...

Así como éstas lágrimas saladas, se desvanecen al tocar el frío piso bajo mis pies, así se desvanecieron sus sonrisas de este planeta al cual llamamos tierra, pero jamás de nuestras memorias, es lo que nos queda, es lo que nos dejaron, tesoro de gran valor, guardado a siete quizá diez o muchas llaves más, en el fondo del corazón, un baúl que nunca se pierde o se roba tampoco se puede esfumar...

Se fueron sin decir adiós, aunque sé que si lo hubieran podido el adiós vendría regado de abrazos intensos lleno de emoción y repletos de dulces y generosos besos inoxidables. Abrazos y besos de acero puro, intrépidos que duren hasta vernos de nuevo en aquella dimensión donde ya ustedes están.

Se fueron tan bruscamente, nadie lo esperaba o imaginaba, simplemente se fueron dejando las teclas del piano inmóviles y la tierna muñequita tuya, para siempre triste quedó.
Desde entonces no suena más el columpio, ni sus sonrisas están en aquel parque que un día fue alegre y juguetón.

La melodía de sus voces no se escuchan más, pero el goteo de las lágrimas de todos que quedaron con el corazón mutilado, llega a ensurdecer.

¡¡¡Hay que dolor, que dolor, grito sin voz!!!

Mis letras escritas, casi nunca habladas, son las que claman en mi desesperación.

Las extraño y eso no tiene explicación!

Por: Priscila R. de Azevedo
13/09/2017