La vendimia

Llega septiembre al pueblo. La vendimia
se anuncia con repique de campanas.
Dicen que la cosecha será eximia.
Por fin de los lagares la bulimia
con la rebusca saciará sus ganas.

Dime labriego amigo
¿por qué las viñas bailan y, preñadas
las uvas van besando los racimos
como si se tratara de una danza?
¡Qué bello es el otoño
qué hermosos los caminos,
y cómo a mi me acecha la nostalgia!

¡Vendimiador bisoño,
tú, fiel campesino
que de las tijeras haceis prestancia,
protégerme esos frutos que con mimo,
una vez fermentado serán mosto
y merced al dios Baco se harán vino!

Vosotras, cepas ya semidesnudas,
de demacrado rostro,
madres desheredadas,
desconsoladas viudas,
solitarias quedais, ya no sois nada,
solamente esqueletos de sarmientos
para una parrillada,
¡y qué final tan cruento!

Uvas blancas sonrientes,
pegajosas, quizás de ted dorada,
de azabache tan negras,
también las hay moradas,
un día tan lozanas y calientes
y aquí en cambio tan pronto descarnadas.

Y al fin en los lagares
¡oh, elixir que nuestra vida alegra!
¡qué débiles las gentes de estos lares!
¡siempre tan complacientes!
te invitarán bajar a sus bodegas
mas cuídate y no bebas
y aun menos con el jarro,
no hagas caso si dicen que el catarro
con el vino se cura
resístete y procura
de allí huir con el rabo entre las piernas
Un consejo es de amigo. ¡No te duermas
que para de allí subir no hay linternas.!