Dos gotas de agua

Como dos gotas de agua, tú y yo,
en las mañanas lúgubres de Diciembre,
mirando al horizonte,
pensando en qué se siente,
estar al lado de la persona que amas,
mírame y dime que me anhelas.
Mírame a los ojos, profundamente,
mi alma se abrirá a tu mente,
sonreirás levemente,
y te darás cuenta del amor inminente.
Mi amor, como dos gotas de agua.
Iremos a un café y nos tocaremos con ligereza la mano,
ese tacto despertará cualquier entusiasmo,
por haber y habido,
te besaré sin ser precavido.
Mi pecado, como dos gotas de agua.
Te conduciré al altar cuán reina,
de mi corazón helado,
te diré que te amo incluso en el lecho de mi muerte,
que se note la indiferencia de mi perecimiento que tengo al tenerte.
Mi vida, como dos gotas de agua.
Con tus cabellos de miel alimentaré mis ojos,
con tu boca de fresa me saciaré el resto,
con tus columnas kilométricas me hipnotizaré,
mirándolas una y otra vez.
Mi rutina, como dos gotas de agua.
En las mañanas lúgubres de Diciembre,
mirando al horizonte,
siento tu frío rostro sobre mi pecho,
siento que ardo del despecho,
se me ha roto el reloj de arena antes de llenar el trecho,
y me doy cuenta ahora del amor inminente,
que tengo guardado en mi cuerpo y mente,
abandonaré el invierno y pasaré a primavera,
para poder sentarme a tu vera,
y decirte que te amo hoy y siempre porque eres mi pionera.
Mi ángel, como dos gotas de agua.