Oso polar

En nítida escala trepa el sol
de dulce trance alimenta la delgada aurora,
escucho el amanecer incandescente de tu fulgor
otra noche viva, tu bella inspiración enamora.

Al despertar preparo la sagrada ceremonia
de mil hierbas en cápsulas o grageas viudas,
necesito aplacar tu sed de melancolía,
solo cazar la tibia bruma de tristeza muda.

Albergarte no es pecado ni festín sonoro,
eres la alborada de leña de un infierno
o la ambrosía de la brillante copa de oro,
conservar la línea del Ecuador es juego eterno.

Los laureles de libertad de costumbres puras
permiten en arco triunfal invernar al oso polar,
más el ser marqués o padecer no es diablura,
no soy rica ni pobre, sólo deseo a estas voces acallar.