El Pintor Taumaturgo

El vaivén de hojas secas… tarde quieta.
Miradas desoladas, falsas direcciones,
Nubes blancas, disímiles siluetas,
En mi pincel: una añoranza de tus ilusiones.

Dame tu mano, pintemos lo mágico,
No digas nada… sólo mira el espacio…
Cierra los ojos y vuela muy alto,
Donde el sueño es cristal de estrellas brillando.

Vislumbra el silencio,
Enmudece la ironía… acalla lo mundano,
Aquí no caben las razones del odio,
Detén el tiempo de lo sangrado.

Siente cómo se ansía un recuerdo
De la promesa del amado,
Cuando en esa tarde pincelada de Mayo
Curé tus heridas con tan sólo un trazado…

Aún sigo en la vetusta plaza
Hojas secas, cantinela de pájaros,
Dando a la tarde su lontananza,
El pintor de vida y su ensueño sacro.