Luces que iluminan lugares oscuros

“Buenos días, 70, os paso un nuevo aviso.”
Y así, con esas sencillas palabras comienza un nuevo baile.
Un baile donde tomas como pareja al sueño, guiándolo grácil mente a que a abandone tu cuerpo, a los nervios, llevándolos bien pegados hasta fundirte con ellos y por último, pero no más importante, bailas con las ganas, las ganas de llegar, de robarle tiempo al tiempo pues pese a ser la mejor pareja de baile, es el mayor enemigo.
Y así…en un baile que apenas dura 3 minutos te diriges a donde sea tiñendo la ciudad de añil y haciendo de la carretera tu amante, deslizándote por ella con la suavidad con la que se deslizan unos labios por la espalda de una mujer
Avanzas, quemas metros y kilómetros, la sonrisa nerviosa brota entre los compañeros. Estás preparado, llevas de todo y revisado más de 3 veces, en la parte trasera de tu ambulancia y aunque faltase algo, lo que nunca faltará en ese habitáculo es la esperanza.
Siempre el color verde se ha nombrado como el color de la esperanza, pero me temo que están equivocados, es el azul, el azul tintineante que rompe la noche, la niebla y el sol, anunciando la llegada de la ayuda, de hombres y mujeres que dejarán parte de su ser en cada persona que ayuden llevándoles la esperanza, la esperanza de que hoy no será el último día, la esperanza de que ese corazón cansado de latir haga acopio de más fuerzas.
Llevamos esperanza, llevamos luz, llevamos tiempo, llevamos nuevas oportunidades
Solo déjanos llegar.

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