Julianna

poema de The crow

Su aroma no llega: me elige,
me toma de la mano sin tocarme
y me guía al lugar donde todo late más lento.

Es miel tibia derramada en el aire,
un susurro que dice mi nombre
aunque sus labios estén en silencio.

Cada respiro suyo me promete eternidad,
porque su fragancia se queda a vivir en mi pecho,
como si su piel hubiera aprendido
la forma exacta de mis anhelos.

No embriaga: enamora,
y en su rastro me descubro deseando
no huir jamás de ese dulce hechizo.

Y cuando se va, el mundo pierde sentido,
porque su olor permanece abrazándome el alma.

Es una adicción que no duele,
una necesidad que no pide perdón,
el milagro más simple y profundo:
Que hace amarla incluso
con los ojos cerrados.

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