ME MATA EL LÁTIGO DE TU DESPRECIO

poema de MIGUELIN

Enséñame a pensar y enséñame a llorar con la humildad como tú lo haces, sólo así sentiré la inocencia de un niño en mi alma de adulto; Dios mío, deja que la humildad penetre en mi alma soberbia para que sienta tristezas y alegrías dentro de mi corazón vacío que todavía siente el látigo de tu desprecio; vacío como tú lo dejaste, porque todavía no hay remplazo prudente ni semejante y tan grande como el suyo.
Ya ni llorar puedo, hoy viajo como ave perdida de su parbada, consintiendo pedazos de recuerdos en el rincón de mi alma herida, contemplando despreciablemente aquellos vestigios de las miserias de amor que un día me diste, buscando levantarme en medio de inmundo lazo que todavía me une a ti.
Siento los tatuajes en el alma me dejó tu adiós aquella lluviosa noche cuando partiste para siempre.

Nunca volteaste a verme al marcharte, aunque sabias que cabizbajo, muchas lágrimas rodaban por mis mejillas; yo tampoco levante mi cara y todavía sigo creyendo en que volverás.

Todavía fijo mi mirada por aquel fatal lugar donde te vi partir; y, si algún día vuelves a mí, todavía te guardo en el recinto de mi alma y muy estrechada en el regazo de mi corazón.

Déjame darte el último beso de la noche a tu foto que contemplo a cada momento, déjame hablar con ella como si estuvieras presente y no importa que añore una caricia o que mendigue un beso de tus sensuales labios, como aquella primera noche con aquel primer beso enamorado que tatuara para siempre mi vida.

Qué tristeza tener que olvidarme de todo cuando más asentía tus besos como míos, que torpeza pensar que todavía te amo cuando tus suaves manos contemplan el rostro del hombre que amas aunque sientas el frío de mi ausencia y las tenues caricias con las que te muchas veces te dije “te amo”.

22/11/12.

Comentarios & Opiniones

Christian

Buena expresión, un par de espacios entre lineas y EXELENTE. Adelante