Vi venir el dolor

Vi venir el dolor.
Lo vi venir apenas llegaste.
Porque he aprendido a conocerte,
y sé que eres como la noche,
sé que tienes alma vagabunda.
Y a pesar de eso, te quiero cariño.
Pese a que hasta mi piel sabe
que tus llegadas traen consigo:
dolores, sí que los traen.
Pero yo te abro mis ventanas.
Yo te espero en el recuerdo,
recordándote por miradas.
Sin embargo algunas veces
yo te olvido, pero cuando regresas,
te recuerdo por todos mis olvidos.
Sé que eres como las olas,
que vienes a besar mis playas
y después te esfumas,
Perdiéndote en la inmensidad
de un mar lóbrego, que hice para ti;
que le di vida con mis lágrimas.
Lágrimas que no salen de mis ojos,
pero que se desgarran de mi alma.
Y déjame decirte que duele
¡Claro que duele!
Duele que aún sabiendo
que te iras sin dar aviso,
yo vuelvo a meterme
en tus suelos movedizos.
Y ahora solo queda
La destrucción de mis sonrisas,
los poemas escritos…
y las silenciosas lágrimas
que desvanecieron la tinta.
Pero sé que volverás,
Y traerás para mí
Los martirizantes azotes
de la soledad.

(Melissa García López)