Besarte

Besarte, amor mío
es despojar la amargura
de mis sonrisas cínicas,
de mis felicidades prisioneras.
Besarte, noctámbulo
es ver el cielo nocturno
en tus ojos mudos,
en tus pupilas sordas.
¿Y qué hay tras ese silencio
entre beso y beso, mientras
nuestros cuerpos son un
eterno aforismo de desespero?
Desespero por extrañarte,
por buscarte en los escombros
qué aún quedan. Si existen.
Extrañarte cómo hombre.
Amarte cómo sombra.
Recordarte cómo olvido.
¿Y qué hay tras ese olvido
entre beso y beso, mientras
nuestras sombras se mezclan?
Éxtasis, olvido y tristezas.
Sin embargo, pese a nuestra
inicua historia: deformada y con
lagunas mentales irrecuperables,
sonrío en medio del pecado
al encontrarte en un beso;
tus besos, los tuyos:
los qué no se olvidan.
Los qué se quedaron
en los «te amo» rotos,
cómo mi corazón, el mío:
el qué no tiene remedio.

(MeliSsa García López)