Bertoni, Padre y Profesor
Leí a Bertoni, tal como dijo mi profesor,
“Léelo y escribe, no dejes de escribir”.
Por coincidencia el primer poema,
Del primer libro que encuentro de él,
Habla de padre e hijo, un viaje y París.
Yo hoy voy sin más que paz, por Santiago,
Algo bastante menos glamuroso.
Además, tengo un padre, que hoy
No vi. Al igual que Bertoni, imagino.
Uno de esos licenciados en todo,
chasquilla pa´ sus huevas.
Y como si hubiese salido de la Universidad de la vida,
Cuando algo no sale como quiere el sol o la luna,
Su ira cae en la insípida creación.
La imperfección lo desquicia, por la desigualdad,
Bueno a quien no…
La clase media absorbió su genialidad poco a poco.
Y creen que él es el raro, por buscar maniáticamente
El orden.
Por hacer que las piezas del rompecabezas calcen,
Aunque estas tengan formas incompatibles.
La gente le dice que no, “están todos locos” dice él.
Algo en su mirada me refleja a mí en un futuro.
Ojos de verde tierra, mojada, por la brisa de su espíritu.
Me veo me reconozco y el miedo se apodera de mí.
A veces peleo con su alma, por saber que está en lo correcto.
A veces me descerebra su visión de alta cumbre.
Hay veces en que lo amo más que a mí mismo,
En él me veo, me hundo, en él soy yo.