Grisi Siknis (Fragmento de la novela)

En el internado de la UNINCA, pasada las dos de la madrugada, un aire helado se cuela con fuerza, azotando la ventana del dormitorio.
— ¿Sheyling?... ¿Sheyling?...— susurra una voz que parece surgir del viento que ha entrado en la habitación. Juli se despierta sobresaltada y aterrorizada.
—¿Hay alguien ahí?
— Jajajajaja —se burla una voz profunda y siniestra. Un hombre alto y de piel oscura flota en el aire, con vestimentas negras y descalzo justo al lado de la cama de Sheyling
—. Jajajajaja,
Sheyling está profundamente dormida. El hombre toma a Sheyling, la golpea contra la cama y trata de ahorcarla. Las demás internas se despiertan sobresaltadas por los gritos y salen corriendo del cuarto. El techo de zinc cruje y las puertas y ventanas se azotan con violencia.
—Jajajajaja, Sheyling es mía —ruge la figura.
El director, Leandro White, entra corriendo a la habitación y pregunta qué sucede.
— Grisi Siknis —balbucea Juli, y se desmaya.
El maestro White no entiende nada. Varias estudiantes están dormidas en la habitación, incapaces de responder, como si un espíritu las hubiera atrapado en sus sueños.
— ¿Qué ha ocurrido aquí? —exclama, desconcertado.
El profesor Icazbalceta entra a la habitación, sintiendo un escalofrío que le eriza la piel. El ambiente es tétrico y sobrenatural.
— La Sangre de Cristo tiene poder —grita, invocando una fuerza superior al demonio que ahora se visualiza—. ¡La Sangre de Cristo tiene poder!

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