MI HERMANA

Mi hermana

Muchos sueños cohabitan en mi realidad.
Unos me despertaban gritando y otros tantos sonriendo,
pero cuales fuesen siempre te encontrabas presente.
No había momento en el que hicieras o dijeras algo para lograr que yo sonriera.

¡Fuiste mi mitad!
Esa mitad madura que muchas veces calmaba a la mía que era tan alocada.
Fuiste el eco de mi voz que siempre se negaba a decir su sentir,
fuiste en mi pasado, fuiste en mi presente y serás en mi futuro la estrella que siempre me ilumina aun en mis pensamientos más oscuros.

Fuiste quien descubrió lo que era y supe en ese momento cuanto me amabas. Me aceptaste queriéndome como el hermano que el destino quiso que tuvieras para estar a tu lado.

Fuiste el pilar de todos cuando mama perdió la vista,
fuiste la madre, ¡la mejor de tus hijos!

Fuiste la mía después de haber perdido a la nuestra y hasta este momento sigues siendo nuestra heroína después de afrontar con entereza los pocos días que dios te permitía seguir aún con vida.

Te fuiste sorpresivamente, pero no egoístamente.

Nos dejaste muchas lecciones de vida, ¡pero te llevaste tu vocecita de niña!
Esa que hacías para disipar mis enojos,
esa que con facilidad alejaba a todas mis tristezas.

Te fuiste sabiendo que esta familia aún no estaba lista para seguir sin ti,
sin Carmen, sin mi hermana, sin mi segunda madre, sin aquella humana que ya dios reclamaba invitándola a estar a su lado.

Ahora en mi despertar no importa que sean sueños feos o sueños gratos.
Lo que importa es el legado que me has dejado.
Esa fortaleza que me has trasmitido ante todo lo adverso,
ante tu peor enemiga llamada cáncer,
ante todo lo malo que ella nos trajo;
incluyendo este dolor causador por tu ausencia.

Días nacen y noches mueren.
Aquí, nosotros seguimos nuestro camino en silencio,
en soledad; sin ti y sin mama.
¡Ahora están juntas, tranquilas y sin dolor!

Ya nosotros entendimos del porque de su destino y sabemos que no nos abandonaron.
Solo están ausentes, sólo se han adelantado para recibir con los brazos abiertos a quienes el destino decida quien les de alcance.

Mi hermana...
La que creí que no había vivido,
la que me dolía que se fuera sin haber hecho y deshecho,
la que se me hacia injusto que estuviera velando y a la que entregue su cuerpo no estando yo preparado.

Dentro de aquellos días de mayo, ¡sólo sus cenizas me entregaron!

Mi hermana, la que ahora sé que vivió más de lo que yo he vivido,
la que disfruto más de lo que yo he disfrutado,
la que amo, lloro y sonrío más de lo que yo he sonreído.

Ahora sé que viviste lo que quisiste,
como quisiste, marchándote en paz contigo misma.

Mi hermana a la que le llevamos su tan anhelada serenata,
serenata que no logró despertarla de ese repentino sueño eterno.

Autor: Mario César Palma G.
Derechos Reservados.

Comenta & Vota