LA RISA FLOJA

LA RISA FLOJA
Y me entró la risa floja
cuando aquel jovencito
se ofreció a enseñarme su
extraordinaria manera de hacer
el amor, que evidentemente
confundía con el sexo.
Abrí la boca, sumamente interesada
en sus explicaciones
aparentemente y según él "eróticas".
Como si aquello de "hacer el amor"
fuese una cosa desconocida para mí
o evidentemente, separada de mis canas.
Entre risas más mías que suyas
le comenté alguna de mis citas
los saltos sobre las camas
de mis amantes, mis amores fijos
y los discontínuos.
El "raro espíritu" carente de alas, que me hizo concebir
dos hijos, cuando aún él no estaba programado.
Quiso enseñarme sin haber inventado nada.
Y me entró la risa floja cuando
sin más ambages, le musité al oído una frase
tan solo una frase, que hizo que se ruborizase
y arguyendo una prisa que antes no tenía
pagó el café y salió por piernas
sin haberme enseñado lección alguna.
mabel escribano ©
imagen: El graduado
Comentarios & Opiniones
Estupenda historia, tropezó eh desconocimiento de la edad con la experiencia de los años en el arte del amor, muy buena obra, Abrazos hasta Barcelona feliz noche.