CAMINO DE REGRESO

CAMINO DE REGRESO

Caminar,
dejar de lado el cansancio,
llorar mañana.
Abrir las puertas y volver a ver,
lo que ya vimos con distinta mirada.
Andar sobre las hojas,
de la senda que creímos conocer,
aunque no recordemos cuando,
tal vez, con distintas flores.
Zarzas sin moras,
rasguños y heridas.
Seguir el vuelo de los pájaros,
disfrazar alguna nube de elefante dormido,
o sombrero tragado por una serpiente.
Caminar de nuevo hacia la infancia,
esa que regresa después de muchos años,
cuando casi rozamos la ancianidad,
ver nuestras manos, manchadas de tierra y moras,
y allí, a lo lejos, la voz de nuestras madres,
llamándonos para darnos la merienda.
Caminar o correr, no importa hacia donde.

mabel escribano ©
imagen: google