PAISAJE

Mira el cielo infinito.
Su lienzo surcan nubes de espuma
que despliegan sus gavias de atrevidas maneras.
Un mar, de sinuosos movimientos, impulsa
los navíos con majestuosas olas.
Los pájaros dibujan negros rizos
sorteando el enhiesto pendón, acompañándose
con agudos graznidos y vibrante velocidad.
No cerremos los ojos, indolentes humanos,
porque todo aquello que falta
en nuestras limitadas energías, anunciando
la verdadera senda reluce en los mares y cielos.
Lucho con mi intelecto,
las armas no me interesan. En la palabra
está lo necesario para crear vidas diferentes,
en nada parecidas a las otras,
jamás imaginadas por mente alguna.
Pero antes, hemos de remover las pesadas puertas
que permanecen cerradas desde el albor de los siglos.