Viaje junto a las almas condenadas

poema de Luis Enciso

Lloran las aves.
Se avecina la noche errante
A cenar en mi corazón inerte
Las aves huyen y de pronto
Los recuerdos llegan a mi mente,
Uno a uno, cuando fuimos rodando
Sobre la inclinada alcoba de cristal.
Caías suave y lenta como si entraran
Los rayos del sol por mi ventana
Por la mañana
Y daban contigo
Como daban conmigo
Tus ojos resplandecientes.
Y mi rostro descubierto sobre tu frente
Dictaba la hora fría entrada ya la tarde
Y eras cada nube de un color de piel
Una colina de lirios blancos,
Un mar de albatros en mi proa.
Lloran las aves,
Se avecina el fin de los navíos atrapados
En tu vientre de océanos azules.
Y las aves que en tu regazo,
Una mañana, su felicidad, hallaron;
Se ven, a lo lejos, como un hilo de tenue luz.
Se quedan, mientras tanto, aquí,
Tristes versos, espíritus solitarios.
Y llora otra ave, su ataúd se vislumbra,
En el único nido que guardo en mi pecho.
La noche llega,
Y ya he perdido toda esperanza
No vendrás a despedirte, mientras
Latiendo aún, por ti,
Un sentimiento pálido y entristecido
Encontró asilo en el olvido,
De salvaje hogar sin un Padrenuestro.
La noche llega,
La oscura sombra que ya se acerca
Solo cuenta, las días que no vendrán.
El ambiente cálido
Se torna helado
Y el viento llora en las ramas desnudas
Las almas que también se irán conmigo
Llevan un color tan tibio,
Van por el pasillo. Y se lamentan.
Y sus últimas oraciones
Van rodando por mi mejilla pálida
Desde mis ojos cerrados
Que ya nunca despertarán.