El último adiós
He vuelto a enloquecer
Enfrascado en un verso que duele
Una tarde sangrienta en el campo
He vuelto donde el sendero es oscuro
Donde camina un soldado inseguro
Y déjame loar tu prodigiosa mente
Las piedras duelen más que la muerte
Y los dedos pálidos y sin nombre
Tiemblan como el tallo desnudo
Una tarde donde el vendaval iracundo
Hace palpitar nuestro sueño profundo
Está bien, sé que no quieres verme
Ya no soy el que del miedo se retumba
Ya no deseo trasnochar mis ojos
En asuntos que fueron tan ajenos a ti.
Si bien tus prendas en señal de locura
Los llevaba a donde la aventura
Y la buena hacienda me dieran alcance
Desde ahora que el llorar me inunda
He aquí lo que es tuyo por naturaleza
Tómalas que a donde mi alma entrará
No puedo llevar conmigo tu vestidura
La noche me guarda un asilo
En su regazo de buena amante
Y desde lo alto las estrellas radiantes
Alumbrarán mi hogar con suave ternura.