Diluvio en un rojo atardecer

Se diluyo en caída tal como lo advertía esa cascada de rojo amanecer
producida por el inmenso abismo creado para llenar aquel vacío
que sentía arraigado a sus manos y mente.
Claramente al escurrir, transparente corriente
que dirigía a cada ser a un punto, un agujero de agua turbia escondida
napas increíblemente subterráneas en la cual no llegaba luz
sino masa, materia mezclada y en constante movimiento
un liquido rumiante con sabor a nada.

Hermandad sin lazos de sangre mas bien por experiencia, convivencia
lealtad confiada anudada a infancias duras como piedra.
Costumbre al momento de dormir, se buscaba un morro verde
alguna cima en donde instalar el nailon de techo con ramas silvestres
mientras el morro ayudaba a llevar la corriente hacia otra zona baja agreste.
Beber de aquellos arroyos crecidos también angostos fluidos
Comer de aquellas flores y frutos preciosos jugosos servidos
Todo en momentos de silencio sostenido.
Contraste de noches en vela por el boche extremo de nocturnos sonámbulos
desesperantes que parecían estar en tu frente gritando fuerte
Blancas, Negras, Desafinada Suerte.
Cometimos crímenes de Selva, guerras interiores
sangre por diamantes de carne y dientes de leche que crujían
en pos de la inminente caída a suelo verde.
Lluvias incesantes de un clima repetitivo
pero de mala manera se cubren los abucheos de aquellos dueños del lugar
en sueño sureño.
Torres de humo en punta y sin viento que interrumpa su junta
con las nubes transportando mensajes para que la lluvia no se produzca
encerramos la luna en aquel momento nublado
dejando su única luz, que a la vez absorbía la nuestra
rellenamos el fuego combatiendo a palos y madera nuestro sustento
así rechazamos la oscuridad que asechaba avanzando a pasos
La sombra abriéndonos los brazos.

La ruta recorrida se pausaba por intereses compartidos
nuevas vistas, sitios, lagunas continuas
que aparentaban tinas conjuntas.
Resolvíamos problemas, uno generaba otro respondía
señales cortas para increíbles momentos
era el sentir por dentro, después se pensaba como expresar lo aprendido de eso.

Desbordando sonidos
acostumbrándose a balbucear entre bullicios, obligándose a seguir el ritmo
impuesto por tantos artistas extrovertidos egocéntricos y desentendidos.
Miradas nocturnas, parejas de luciérnagas
figuras extrañas, pieles desalineadas.
Repentinos escapes con estruendosos crujidos de ramas
acompañadas de viento y hojas
momento en los cuales crees que hasta la luna hace algún tipo de sonido o ruido
estando tan alejada igual se desahoga.

Insertos en abarrotados campos de pinos
allegados a un sendero de escalas al natural
habitado, estrecho, abriéndose paso escalón tras escalón
su travieso resbalón
piedras en el camino que molestaban y mostraban otra dirección,
pero aquel que no busca nada no requiere sentido de orientación
sino una situación mantenida en el tiempo alejada de el bostezo
creando atención.
Uno al otro mirando las ramas quebradas sin intención de rasgar un sonido
chocábamos de lleno a su canción
aquel olor silvestre nos llamaba queriendo atención
despistados del entorno nuevo nos desconectamos
recorriendo por la espesas matas
con los golpes como látigos de palos elásticos
que se mecían al traspasarlos,
momento donde la visibilidad se volvía nula
llegue primero a la cima aunque iba segundo
ver aquella vista sencilla de nuestro paraíso en vida
se enrojeció al prestar la visión a aquella acción
en la cual la hermandad se quebró
se cayo y colgó de la grieta en su piel
se diluyo rojo atardecer
se respiro la sangre de un hermano de hierro y todavía latente corazón
las mano temblorosas una nublada razón, no había sonido peor
sentir la soledad acompañada del escalofrío devorador
sin conocimiento y con las gárgaras de sangre fusionadas a sus burbujas
baje en un descontrol tome sus brazos y tire con desesperación
lo arrastre hacia mi balbuceando ruidoso
agitado y nervioso lo mantuve conmigo
cante junto a su ritmo en un recital de himnos
repetitivos cortados terminando un ciclo
termine gritando solo agitando a los demás
nos unimos una vez para que al final no se escuche aquel silencio nunca más
ahora que te vas lo oirás.