Nada

En un éter de suspiros
Y de evaporadas lágrimas, vinieron a reírse las musas de mi soledad.

¿Fue desgracia? No lo sé,
Todo se apaga, todo se extingue.
Y entre turbios nubarrones es cuando se asoma la vida.
Incorpóreos abrazos, otra vez soñando.

Adoración extática, orgasmos apareados,
Artificial sonrisa, honda mirada, espacios y tiempos iracundos.

Ahí están como dos estrellas tristes,
Es mi casa y la nada, es el silencio que ocultó mis ganas perennes de vivir, cuál me dejo la esperanza.

Me prosterno ante la mística avenida de la faz plateada, efímero sentimiento, indisoluble coágulo, se hundió, se hundió con la sombra estática de su pasado.

La luna evaporaba la noche diáfana,
Marcando senderos en un recital adormecido,
Místicos sueños, claridades fantásticas,
Amancebándose a la vida,
Sublevada en palabras,
Obtusa de codicia,
Discernimiento ineficiente, como sin ganas de nada...

Como sin ganas de ella.