Proceso sin fin.

He transitado senderos bordeados de flores silvestres,
sencillas como la vida que me a tocado vivir;
algunas eran tan simples que inadvertidas estaban
y otras se destacaban tratando de sobresalir.
Existiendo aprendí a observar lo imperceptible,
sin dejarme subyugar por la belleza que embriaga;
hay flores tan majestuosas que encandilan los sentidos,
te arrullan tan dulcemente que confiado te le brindas y,
ya rendida entre sus brazos te aprisionan con sus ramas
hasta quitarte el aliento, la dignidad y tu flama.
Si nuestra alma es bohemia, ingenua o muy sincera,
confundirás los mensajes que el corazón te remite,
más grandes serán tus ansias de creer que eres amado
a comprender, que no siempre, es real lo que trasmite.
Existir es aprender a nacer desde el dolor,
a probar nuestro coraje delante de un desafío;
la maestría no está ,en evitar la maleza,
sino en saber salir de ese intrincando extravío.
He caminado senderos con flores y con espinas,
he construido una vida basada en mis experiencias...
y voy siempre hacia adelante sin olvidar el atrás,
porque no puedo borrar lo que guarda mi conciencia.
Existir no es fascinarse por el ego que nos ronda;
el petulante destruye la esencia de su interior,
te carga de muchas dudas, desconfianza y ansiedades...
simplemente es una máscara sin vida a tu alrededor.
Somos alma, cuerpo y mente luchando por una meta,
pues la vida es una búsqueda constante de la verdad,
es aprender a fluir, a caer y levantarse...
es un proceso sin tiempo que sigue en la eternidad.