Osadía o reflexión?...Opina

Humilde corazón que me hablas susurrando
trasmitiendo sentimientos con absoluta simpleza,
son tus latidos nudillos que golpean a mi puerta
para entrar y regalarme tu sencillez y belleza.
Yo, entrecierro los ojos, escucharte me conmueve;
me dices que hay un abismo entre tú y la razón,
Cada cual tiene su impulso y luchan por lo que creen,
¡Ambas provocan en mi alma una gran admiración!
El corazón me bosqueja palabras llanas y puras,
explica que las sinceras son fáciles de comprender,
que a veces con simples gestos el mundo puede leerte
Y trastocar tanto encono en un cándido querer.
La razón, que no es tímida, replica en ese instante:
-Siempre he sido consejera en lapsos de confusión,
te he guiado fríamente para evitarte el sufrir
¿crees que valen la pena tus largas noches de insomnio,
tus ilusiones frustradas, tus llantos y exaltación?
cuánto tiempo te has pasado arrodillada en la nada,
quejándote de tus días, y de tu cielo sin lunas?
Deseas interiormente sumergirte en las tinieblas
Y permitir que te hieran lanzas inoportunas?
El corazón azorado, por un momento caído,
acepta que la razón tiene mucho de verdad,
pero más seguro que nunca le contesta abiertamente:
¡El humano no es un risco, actúa por impulsividad!
Pobre del ser que es tan frío y no se expone en la vida
que vive para pensar y no piensa en arriesgar
pues pierde instantes supremos de emoción inolvidable
sólo por el temor de amar y no poder concretar.
Jugarte puede salir muchas veces bien o mal,
no se puede existir siempre en eterna calma,
porque vivir con temor al fracaso o las caídas
Te transforma en un objeto, en una entidad sin alma.

¡Qué difícil decidir!,¿la razón o el corazón?
Lo dejo a tu percepción; YO, tengo mi propia opinión.