A la deriva.

Un largo silencio somete a mi alma
en profundo sueño, en triste letargo,
no hay magia latente que logre despertarla
ni paz que aliviane la pena que cargo.
Mis ojos marchitos no reflejan nada
nadie puede ver a mi corazón herido;
el cuaderno sigue con sus hojas blancas
si hasta las palabras, de mí, han huido.
Lejana de todo, y también de todos,
vegeto, deambulo, miro fotos viejas,
sólo los recuerdos murmuran sonidos
diciéndome apenas-¿Por qué no nos dejas?
Sentimientos mustios navegan, derivan…
es un barco débil que va a naufragar,
la tormenta arrecia, se torna implacable
y no encuentro un puerto en donde atracar .