Al final de mi vida.

Desearía enfangar las manos con caricias desmedidas
y sumergirme al mundo de las pasiones dormidas,
transitar por la cornisa donde el riesgo esté latente
Y encontrar las emociones que yacen por allí, perdidas.
Quisiera cruzar el puente hacia la inmensidad del cosmos,
lograr que mis fibras íntimas, despreocupadas pierdan su calma,
para observarme impaciente hundiéndome en la mirada
de alguien que vea en mí, la lozanía que hay en el alma.
Ansío detener el tiempo y ser monstruosamente feliz,
percibir todo mi cuerpo embriagado de ilusiones,
quiero saborear unos labios en besos correspondidos
y sentir que vago libre, sin tabúes, ni presiones.
Aspiro a tiritar de ansias en un instante supremo,
transformarme en alfarera para moldear mi existencia,
enredar a mis delirios en mágica efervescencias
y embarcarme en la locura tan sólo ante esa presencia.
Pretendo vivir sin miedos, sin deshojar pesadumbres.
se me antoja derribar estrellas como si fuese un alud,
poder sentir villanías con mi cómplice en el vuelo
y regurgitar los recuerdos de mi afable juventud.
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Me encuentro en esta vorágine del querer y no poder
llegar hacia las estrellas , concretando el sueño ideal,
y presiento que mi alma, que navega en desazones
sin más, encontrará la paz, cuando mi vida llegue al final.