Hechizada de amor

He buscado sin parar las palabras.
¿Y sabes qué?
Aún no las encuentro.
Miro al cielo y me pregunto que será de nosotros en un futuro,
y me doy cuenta de que mi camino y el tuyo seguirán por separado.
El misterio de tus voces susurrando en mi corazón es desgarrador y doloroso.
¿Habrá cura para el mal más grande de éste planeta?
¿Habrá cura para el amor?
Me han dicho, repetido, que el tiempo todo lo puede, sana, deja atrás,
pero a mi, no me funciona.
Claramente me odia el planeta, por no soportar la desdicha que los santos me han implantado.
¡JA!
Ya no sé ni siquiera de qué hablo,
santos, espíritus, fantasmas, Dios.
La duda del corazón forma pensamientos del alma, insoportables.
Y hacen olvidar,
ya no sé ni cual es mi nombre, que edad tengo o de donde vengo,
me lo has hecho olvidad todo.
Es que en un momento apareciste, y me destruiste.
Y ahora sufro, siendo esclava de mi voluntad, pensando en ti,
día tras día,
solo importas tú.
Me dan nauseas verte,
me marea pensarte,
me da fiebre escucharte,
y por eso es que vivo enferma,
porque no paro de imaginarte.
¿Y qué hacer mientras pasa?
¡No lo sé!
Es lo más desesperante, no entender ni comprender,
qué hacer.
¡Hay! Amor, ¡solo muérete! Muere y deja en paz a mi marchitado corazón,
vete y abandoname de una vez por todas, ¿acaso te ha de importar?
Ya estoy maldecida por el amor de todos modos, así que ahora nada podría empeorar.
Porque poseo en mi el hechizo más doloroso e incurable,
el hechizo de un amor inolvidable.