Botellas Mensajeras

Llegan cantando a la orilla del mar.
Ocultando secretos de un mundo lejano.
Llegan a mí como olas de sentimientos.
Huracanes de lágrimas, sonrisas, gritos.
Ya desgastadas con el viento, ya sucias por el tiempo.
Vienen a entregarme corazones de mil lugares lejanos.
A mí, que no conozco ni el mundo ni la vida.
A mí, que nunca he ido más allá de estas fronteras.
Vienen a entregarme sus estrellas.
Vienen a entregarme lunas llenas.
A mí que me fascino con cada gota de lluvia.
A mí que me fascino con la cólera que nos ofrecen los cielos.
Vienen a entregarme bellos recuerdos.
¿Serán para mí aquellas historias de marineros?
¿Serán para mí aquellos cantos de olvidados recuerdos?
Botellas mensajeras que me hacen compañía llegan.
Llegan inesperadamente a la orilla.
Transportadas por las olas, escritas con tinta de angustiada lejanía.
¡Oh botellas mensajeras!
¡Gracias por tanta alegría!
Que aunque a mí no esté destinada, me hace una gran compañía.
Se desvían con el tiempo, y no llegan a su destino.
Algunas se pierden, y nunca llegan.
Por allá, por el mundo, alguna bella damisela, espera su botella en vano, porque ésta ha caído en mis manos.
Y aquel hombre marinero, que con encanto y desesperación escribe sus botellas, con esperanza ruega que éstas lleguen a sus manos.
¿Pero quién habría imaginado, que estas a mí hubieran llegado?
Y que yo aquí fascinada con sus cantos, leyera todas sus pequeñas letras imaginando el mundo.
¿Quién habría esperado, que yo que no conozco nada a parte de mi casa al lado del océano, podría llegar a interesarme por el más allá del mundo?
En mi mente se cruzan las ideas y todas las imágenes.
De marineros encantados, de luceros en la lejanía, y de botellas mensajeras, de botellas transportando magia.
Botellas perdidas.
Botellas olvidadas.
Botellas repletas de un poco de esperanza.
¿Quién diría, que yo que no tengo nada, lo encontraría todo en estas palabras?
¿Quién diría, que yo que no creo en historiás fantásticas, me encontraría al lado de las olas, encantada, escribiendo cartas embotelladas?
Ahora que escribo mil y un cuentos sobre las galaxias, y que los mando al mundo del azar, me pregunto quién habrá de encontrar a mis botellas perdidas, botellas sin rumbo.
Son botellas mensajeras, que viajan por el mundo.
Que cuentan magia, que gritan dolor, que expresan amor, que cantan esperanza.
Son botellas que transportan el mundo en su interior.
Botellas que traen a mis manos un poco de lo exterior.
Botellas que me hacen entender que hay mucho más detrás del inmenso océano.
Son sueños, son deseos, son belleza.
Son el alma transportada por las olas hacia el corazón de una niña repleta de fascinación.